El sábado pasado fue el día elegido para conversar. El Centro de Entrenamiento Olímpico (CEO) albergó a más de 40 personas vinculadas al mundo paralímpico desde competidores a entrenadores y dirigentes.

Alex Inostroza y Fernando Muñoz fueron los encargados de abrir la sesión. Ambos expusieron la realidad del deporte paralímpico. Fue una instancia de conversación orientada a conocer la opinión de todos los estamentos relacionados con esta actividad. La Ministra Cecilia Pérez valoró que este tipo de instancias se vayan multiplicando y se sumen así a los diálogos del deporte organizados por el COCH y el DAR hace un par de semanas.

El trabajo se hizo en distintas mesas divididas por temáticas. Los participantes fueron rotando. En cada una de ella se habló sobre temas contingentes vinculados a personas con discapacidad como políticas internacionales y nacionales, presupuestos, desarrollo federativo, desarrollo deportivo, accesibilidad, infraestructura, recintos y organización. Dentro de las inquietudes se conversó sobre la importancia de visualizar distintas realidad, el cometido de la ley 20.422 (sobre igualdad de oportunidades e inclusión social de las personas con discapacidad), la ley del deporte paralímpico y la de presupuesto. Todos, ordenadamente, debatieron, cometieron y sumaron distintos puntos de vista. 

“Como dirigente uno puede detectar muchas situaciones, pero ahora las validamos con la gente que participó. Es bueno refrescar, potenciar y darnos cuenta si el camino es o no el correcto”, acotó Ricardo Elizalde, presidente del deporte paralímpico. 

Finalmente, en un plenario abierto a todos se presentaron distintas conclusiones. Las principales, se fueron directo a un documento. “Todas las políticas relacionadas al deporte paralímpico no deberían ser política de gobierno, sino de Estado. Y una política de Estado se refuerza modificando la ley. Un primer paso fue reconocer las organizaciones deportivas en situación de discapacidad y vienen otros pasos importantes como modificar la ley de presupuesto”, cerró Elizalde.